La Gomera sostenible nos lleva al corazón del Atlántico. Allí, donde los vientos alisios danzan sobre paisajes escarpados, y laurisilvas ancestrales susurran secretos milenarios, allí emerge La Gomera. Esta joya del archipiélago canario no es solo un edén de belleza natural, hay mucho más..
Nos encontramos ante un faro silencioso de sostenibilidad, un testimonio de cómo la armonía entre el ser humano y su entorno puede florecer a lo largo del tiempo. Lejos del turismo masivo y el desarrollo desmedido, La Gomera ha tejido su identidad en torno a la preservación, convirtiéndose en un ejemplo inspirador para el resto del mundo.

Un mosaico de ecosistemas protegidos en La Gomera
La clave del compromiso gomero con la sostenibilidad reside en su profunda conexión con la naturaleza. Más de un tercio de su territorio está protegido bajo la figura del Parque Nacional de Garajonay, un bosque de laurisilva único en el mundo, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Esta masa verde exuberante, vestigio de la flora que cubría Europa hace millones de años, no solo alberga una biodiversidad excepcional, sino que también juega un papel crucial en la captación de agua y la regulación del clima insular.
Pero Garajonay es solo la punta del iceberg. La isla cuenta con una red de espacios naturales protegidos que abarcan desde impresionantes acantilados volcánicos hasta fértiles valles agrícolas. Esta conciencia de la fragilidad y el valor intrínseco de sus ecosistemas ha impulsado políticas y prácticas orientadas a su conservación. La gestión sostenible de los recursos hídricos, vital en un entorno insular con precipitaciones irregulares, es un pilar fundamental. Antiguas técnicas de captación de agua como las galerías y los estanques se combinan con una gestión moderna y eficiente, asegurando el suministro para la población y la agricultura sin comprometer el equilibrio natural.

Agricultura tradicional y respetuosa en una isla sostenible
La Gomera ha sabido mantener viva una tradición agrícola ligada a la tierra y al respeto por los ciclos naturales. Las huertas esculpidas en las laderas, una herencia ancestral, no solo optimizan el uso del suelo en un terreno accidentado, sino que también previenen la erosión. La agricultura a pequeña escala, basada en variedades locales y prácticas agroecológicas, es predominante. Productos como la papa antigua canaria, el plátano y el mango gomero son cultivados con mimo, priorizando la calidad y la sostenibilidad por encima de la producción masiva.
Este enfoque se traduce en alimentos frescos y de temporada que nutren a la población local y a un turismo consciente que valora la autenticidad y el sabor genuino. La apuesta por los mercados locales y los canales cortos de distribución fortalece la economía insular y reduce la huella de carbono asociada al transporte de alimentos.
Energías renovables: Un horizonte verde en La Gomera
Consciente de la necesidad de reducir su dependencia de los combustibles fósiles, La Gomera ha emprendido un camino firme hacia la transición energética. La orografía de la isla, con sus fuertes vientos y abundante sol, ofrece un potencial significativo para la generación de energías renovables. Proyectos eólicos y fotovoltaicos se han ido integrando en el paisaje de manera respetuosa, contribuyendo a un modelo energético más limpio y autónomo.
El objetivo no es solo generar energía verde, sino también fomentar la eficiencia energética en todos los ámbitos, desde los hogares hasta las infraestructuras turísticas. La conciencia ambiental se inculca desde la educación, promoviendo hábitos sostenibles entre los más jóvenes y sensibilizando a los visitantes sobre la importancia de preservar este tesoro natural.
Turismo responsable: Descubrir sin destruir
El turismo, una actividad económica importante para La Gomera, se ha gestionado con una visión de sostenibilidad. Se promueve un modelo de turismo rural y de naturaleza, que invita a los visitantes a descubrir la autenticidad de la isla a través de senderos ancestrales, experiencias culturales y el contacto directo con la comunidad local. Los alojamientos rurales, las casas de alquiler vacacional y los pequeños hoteles familiares son la norma, evitando la construcción de grandes complejos hoteleros que podrían impactar negativamente en el entorno.

El visitante de La Gomera es un viajero consciente, interesado en la naturaleza, la cultura y la tranquilidad (y que así siga siendo). Busca, el que va a la isla de enfrente, experiencias auténticas, como aprender el silbo gomero, o degustar la rica gastronomía local en un ambiente relajado. Este enfoque permite que el turismo genere beneficios económicos sin comprometer los valores naturales y culturales que hacen de La Gomera un lugar tan especial. El silbo gomero es un lenguaje ancestral y único en el mundo, y hoy día se sigue practicando, en La Gomera, y en algunos barrios de Santa Cruz de Tenerife.
Algunas mañanas, cuando bien temprano me pateo la capital, se cruza en mi camino un silbido que resuena en el despertar tranquilo de los santacruceros. Instantes después otro silbido, que parte de otro lugar, resuena dando respuesta al anterior. Y yo no puedo dejar de sentir emoción, y pienso» autentico, autentico, esto del silbo gomero es de lo poco autentico que nos queda como rasgo de nuestra identidad.
Desafíos y un futuro prometedor
A pesar de sus logros, La Gomera no está exenta de desafíos. La gestión de los residuos, la lucha contra las especies invasoras y la adaptación al cambio climático son retos importantes que requieren un esfuerzo continuo y la colaboración de todos los actores de la sociedad.
Sin embargo, el espíritu resiliente y el profundo arraigo de los gomeros a su tierra auguran un futuro prometedor. La Gomera demuestra que el desarrollo sostenible no es una utopía, sino una realidad palpable cuando existe una voluntad colectiva de priorizar la armonía con la naturaleza. Esta isla canaria, con su paisaje sobrecogedor y su compromiso inquebrantable con la preservación, se erige como un faro de esperanza, inspirando a otros a seguir el camino hacia un futuro más verde y sostenible. La Gomera no es solo una isla; es un legado vivo de sostenibilidad grabado en cada uno de sus rincones.
