Trashumancia en Tenteniguada

Trashumancia en Tenteniguada: pasado y presente que no muere

Compártelo aquí:

La trashumancia en Tenteniguada es mucho más que un cuento viejo; es un latido que sigue vivo en las medianías de Gran Canaria. Desde Las Casillas, en Valsequillo, la historia de esta trashumancia caprina se entrelaza con olores, caminos y voces que no se olvidan. Aquí, el pasado y el presente se fusionan en un mismo momento, un “ahora” eterno, que invita a caminar sin prisa ni nostalgia, pero con el corazón abierto.

La trashumancia caprina, un pasado vivo en el presente

Me llevó Charín hasta Las Casillas, un barrio humilde y lleno de alma en el municipio de Valsequillo, Gran Canaria. Sin barco ni avión, viajé a esta isla de la mano de su gente, sus historias, sus olores y sus paisajes, para adentrarme en la vida de trashumancia caprina que allí aún persiste, en un ir y venir eterno entre pasado y presente.

trashumancia en Tenteniguada

Vivir el presente, visitando la memoria

Hay una teoría que me gusta mucho: no obsesionarse ni con el pasado ni con el futuro, sino vivir el presente. Dicen los que saben que el ahora es el único tiempo real. Y estoy de acuerdo. Pero incluso así, no puedo evitar sentir una emoción profunda cuando me asomo al pasado, cuando camino como mera observadora entre sus recuerdos vivos, capturando fragmentos de esa vida trashumante que se perpetúa en Tenteniguada.

Imágenes que hablan

Hace un tiempo, la querida Charín me mostró unas fotos que le envió Severiana, una amiga desde Gran Canaria. En esas imágenes, un rebaño de cabras se recogía al corral, evocando viejas rutas de trashumancia que antaño recorrían sus abuelos por medianías y cumbres en busca de pastos frescos.

Charín, con voz dulce, recuerda a Lucrecia y Miguel, sus abuelos paternos, que vivieron en Las Casillas. Su infancia en esa casa familiar está llena de murmullos, aromas de café y risas que aún vibran en sus palabras.

—¿Qué recuerdos guardas de esa época? —le pregunté.
—Un pasado que todavía está presente, pero que las nuevas generaciones comienzan a olvidar —respondió—. Para mí, esas imágenes evocan infancia, familia, sabores y momentos imborrables.

Hoy, comenta con melancolía, casi todos los protagonistas de esos recuerdos ya no están; sólo quedan los muros que sostienen la memoria.

Trashumancia en Tenteniguada

Caminos reales y cabras callejeras

Hubo un tiempo en que los caminos reales de las islas eran tan transitados como ahora los centros comerciales, y las cabras eran verdaderas callejeras. Los ganaderos trashumaban con sus rebaños desde Tenteniguada hacia lugares como Tirajana, atravesando barrancos y montes en busca de pastos verdes y abundantes.

—¿De quién son las cabras de las fotos? —indagué.
—Son de Manuel, pero ahora su hijo Alberto se encarga del rebaño. Manuel y mis abuelos fueron vecinos durante años, hasta que ellos se mudaron a Vegueta en 1960 —me contó Charín—. Él sigue cuidando sus cabras en Las Casillas, manteniendo vivas las tradiciones de antaño.

Una curiosidad: Severiana, quien tomó esas fotos, fue nuera de la tía abuela María Jesús de Charín y ahora es la dueña de aquella casa familiar, mostrando cómo la vida da vueltas inesperadas y une generaciones.

La trashumancia, tradición que perdura

Aunque la vida ha cambiado, la trashumancia prehispánica sigue viva en Gran Canaria. Actualmente se cuentan unos dieciséis cabreros que practican esta ancestral costumbre, subiendo de las medianías a la cumbre y desplazándose según la temporada hacia el norte o sur buscando pastos.

Algunos van en grupo, compartiendo la custodia del ganado, otros en solitario, pero todos con el mismo propósito: cuidar y alimentar a sus cabras, como hicieron sus antepasados.

La trashumancia caprina

Un eco de tiempos eternos

Esta es una historia que trasciende lo local, que se expande y reverbera como un eco, el último latido de un “ahora” que es también un ayer y un mañana. Es la historia de Tenteniguada, de su gente, de un modo de vida que persiste y nos conecta con nuestras raíces.

Gracias, Charín, por ser mensajera de estos recuerdos.
Gracias, Severiana, por preservar con tus imágenes el alma de esta tierra.

La trashumancia caprina en Gran Canaria

La trashumancia caprina

Compártelo aquí:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *