Memoria histórica LGTBIQA+ en Canarias: del silencio al orgullo callejero

Memoria histórica LGTBIQA+ en Canarias: del silencio al orgullo callejero

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Desde 2021, la memoria histórica LGTBIQA+ en Canarias dejó de ser un murmullo para convertirse en un acto público de justicia. Fue como si alguien, por fin, quitara el mute a décadas de vidas silenciadas.

Y ojo, esto no es postureo. No va de pintar bancos con arcoíris y hacer TikToks vacíos en junio. Aquí hablamos de placas reales en espacios reales, que cuentan historias reales de personas reales. Placas que hablan de la historia teñida de sinrazón humana. 

  • LGTBIQA+ agrupa a personas lesbianas, gais, trans, bisexuales, intersexuales, queer y asexuales, entre otras identidades no normativas, reconociendo la diversidad sexual, afectiva y de género más allá del sistema tradicional hombre-mujer-heterosexual. El + – Incluye otras identidades como pansexual, no binaria, agénero, etc.

El Parque García Sanabria y la memoria histórica LGTBIQA+ : más que un parque bonito

Durante el franquismo y los años de plomo de la transición, el Parque García Sanabria no era solo un sitio para pasear. Era un oasis clandestino, un pequeño pulmón donde personas trans, mujeres y hombres homosexuales, y disidencias varias encontraban algo de respiro, aunque fuera a escondidas.

Allí no había redes sociales. Solo miradas cómplices, manos temblorosas, identidades perseguidas. Pero también había resistencia, una que no siempre salía en los libros de historia.

Una placa para romper el silencio

En 2021, el Gobierno de Canarias y el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife decidieron que ya era hora de dar voz —y espacio— a esas historias. Colocaron una placa en el parque que reconoce su papel como punto de encuentro del colectivo durante años de represión.

Dice algo así como: “Aquí comenzó la primera manifestación del Orgullo en Canarias”. Y no es una frase decorativa. Es memoria viva. Es dignidad grabada en metal.

Una placa para romper el silencio LGTBIQA+

La primera manifestación trans y LGTBIQA+ en Canarias: 1978 y la calle como escenario

Cuando ser visible era un acto de valentía

En junio de 1978, apenas tres años después de la muerte del dictador (Franco 1892-1975), unas cuantas personas valientes se juntaron para marchar desde el Puente Serrador hasta el Parque García Sanabria. No llevaban pancartas de diseño. No había hashtags. No habían instantáneas segundo a segundo, pero si muchas personas que clamaban por los inalienables Derechos Humanos Universales. 

Solo cuerpos. Presencias que incomodaban. Presencias que gritaban: “Estamos aquí y queremos respeto, o sea los mismos derechos que cualquier persona de este mundo.”.

Aquella fue la primera manifestación del Orgullo LGTBIQA+ en Canarias. Y fue encabezada, entre otras, por personas trans que habían vivido la cárcel, la humillación, los palos de la policía, la exclusión absoluta, es decir la barbarie de la sinrazón.

El eco de la Ley de Peligrosidad Social

No podemos entender la valentía de esa manifestación sin recordar la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social. Un engendro legal que metía en el mismo saco a supuestos delincuentes, homosexuales, prostitutas y vagabundos.

Sí, tal cual. Ser quien eras te podía costar la libertad, y en ocasiones hasta la vida. Pero ahí estaban, con el miedo envuelto en una capa valentía,  alzando la voz. Porque cuando te lo han quitado todo, el miedo ya no pesa tanto… se vuelve humo, y el alma, por fin, aprende a caminar descalza sobre el filo del abismo… se vuelve rabia, se vuelve grito, se vuelve fuerza con la que romper las cadenas.

El valor simbólico de los espacios LGTBIQA+: porque la memoria también ocupa lugar

¿Por qué importa una placa?

Muchas personas se preguntaran: “¿Y para qué sirve poner una placa?”. Y la respuesta es sencilla: sirve para no olvidar. Sirve para que cualquiera que camine por el parque vea algo que le diga: “Tú no eres el primero ni la primera. Ya hubo gente como tú luchando por esto”. Y vale la pena reclamar tu libertad de derechos, claro que vale la pena.

Y como no, también sirve para que la memoria no quede enterrada bajo capas de vergüenza institucional.

Espacios de memoria, puertas al futuro

El reconocimiento público de lugares de memoria LGTBIQA+ no es un acto simbólico vacío. Es una estrategia política, cultural y emocional para tejer continuidad histórica. Para decirle al pasado: “Te veo. Te reconozco. No te borro. No te repito en los mismos errores”.

Por eso, el Parque García Sanabria, junto con otros lugares como el Puente Serrador, se han convertido en parte del mapa emocional y político de quienes han sido históricamente marginados.

Memoria histórica LGTBIQA+ en Canarias: del silencio al orgullo callejero

Heridas abiertas, homenajes pendientes

Cuando la historia se limpia a medias

Vale, se pusieron placas. Vale, se organizan actos. Pero todavía queda mucha deuda pendiente. Hay personas mayores del colectivo que siguen sin reconocimiento oficial. Hay expedientes sin revisar. Archivos sin abrir. Dolor que no se ha escuchado.

Y eso también es memoria. Y esa memoria también duele.

La calle sigue siendo trinchera

Por más que avancemos, los discursos de odio no descansan. La homofobia basada en el miedo, la ignorancia y la intolerancia que se reproduce por prejuicios, religiones, normas sociales y sistemas que temen la diversidad, sigue existiendo. Mientras unas placas se colocan, otras se vandalizan. Lo vimos en ciudades como Sevilla o Madrid, donde placas a activistas LGTBIQA+ amanecieron rotas o con pintadas.

Por eso, la lucha no es solo conmemorativa. Sigue siendo activa, política, de pancarta y calle. Combatir esta homofobia requiere de educación, empatía y leyes que protejan los derechos humanos.

El Parque García Sanabria y la memoria histórica LGTBIQA+ : más que un parque bonito

Lo que podemos aprender de la memoria histórica LGTBIQA+ en Canarias

Reconocer no es suficiente, hay que actuar

La memoria sin acción es solo nostalgia. Canarias tiene la oportunidad —y el deber— de convertir estas iniciativas en políticas vivas. Formación en las escuelas. Apoyo psicológico para mayores del colectivo. Compromiso real contra la LGTBIAfobia estructural.

No solo historia, también presente y futuro

Cada vez que una persona con un sentir sexual no hetero,  ve su historia representada, aunque sea en una placa, en una esquina olvidada del mapa, se rompe un ciclo de silencio impuesto con siglos de vergüenza ajena y culpa heredada. Es un gesto de dignidad. Una grieta en el muro de lo que nunca debió ser callado.

Cada vez que alguien detiene el paso en ese parque donde en tiempos pasados habían  sombras temerosas, y lee, y siente, y pregunta… se abre un resquicio. Y por ese resquicio entra la luz. La luz del respeto, de la empatía, de la conciencia. Porque no hay neutralidad cuando una verdad ha sido enterrada a propósito.

Memoria no es un museo de lo que fue. Memoria es un acto político, una semilla, una llama viva. Es resistir al olvido, aunque duela. Es decir: “Estuvimos aquí. Estamos aquí. Estaremos.”

Porque la memoria no solo mira hacia atrás:
la memoria también se planta como árbol.
Y en su sombra crecen futuros más justos,
menos solos, más libres.

Memoria histórica LGTBIQA+ en Canarias Parque Garcia Sanabria

 

Epílogo no tan epílogo: lo que arde, ilumina

Lo dijeron antes que yo: lo que arde, ilumina. La memoria histórica LGTBIQA+ en Canarias no es solo un ejercicio del pasado, es una antorcha para el presente.

Mientras haya placas que cuenten verdades incómodas, mientras haya parques que hablen sin palabras, mientras haya quien recuerde, habrá futuro.

Y tú, ¿ya pasaste por el Parque García Sanabria con otros ojos?

Lo malo de lo bueno, y acabo

No quiero cerrar sin hacer mención a la sinrazón del vandalismo, venga de donde venga y con el fin que sea. En este caso, como podrán ver, la placa ha sido objeto de una agresión. Me tomé el tiempo de corregir en parte el daño y la incluí en la cabecera, pero en el resto del documento he preferido dejarlo tal cual, como testimonio de lo ocurrido. Tampoco le vendría mal una reparación y pintado.

Se dice que la cultura de un pueblo se mide, entre otros, por elementos cualitativos: su lengua y el modo en que se habla, sus costumbres y tradiciones vivas, “su patrimonio inmaterial”… ¿Cuándo aprenderemos a respetar lo que nos da identidad, lo que nos cuenta y lo que contará? ¿Cuándo dejaremos de destruir aquello que, más que distanciarnos, debería unirnos?

El Parque García Sanabria y la memoria histórica LGTBIQA+
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